2.2.16

IFFR - De domingo a lunes: de estar aquí, de ser mujer

Los caminos de la adaptación son insondables: hoy, mientras caminaba luchando contra el viento, recordé que cuando me fui a vivir a la ciudad de México fue cuando aprendí que sola o acompañada, las salas de cine me hacen sentir en casa. Ese lugar oscuro, esa especie de útero, donde podía descansar de todas mis ansías clavando mis ojos en la pantalla y mis esperanzas en las de los personajes. Ahí, en la oscuridad, me sentía acompañada: por el abrazo aterciopelado de las butacas, por el sonido surround, por quienes se tomaban el tiempo para ir conmigo al cine o por los que, como yo, iban solos y se sentían aún así, parte de algo.

Hoy comenzó una vida diferente en Rotterdam. Después de casi dos meses de visitas, una mudanza aún inconclusa, una graduación y un cumpleaños, ayer que les dijimos adiós a los compadres y a B, me dí cuenta que esto comenzaba, de nuevo. Que afuera había unas ráfagas de viento imposibles y también un festival de cine esperándome. A mi la idea de que una docena de las salas me queden a diez minutos caminando me mata de la emoción. Pero bueno... una persona sin trabajo y con cosas que escribir no puede comprar boletos así como así... pero puede aprovechar el 50% del lastminute.

La cosa es así: el IFFR- Festival Internacional de Cine de Rotterdam cumple 45 años y tiene programadas una cantidad tremenda de pelis buenísimas. Uno puede ser parte del festival y tener una identificación - o puede aprovecharse de que 40 minutos antes de cualquier función, si hay boletos disponibles, los rebajan al 50%. Y así, se pueden ver más pelis. Decidí entonces, dejarme hacer la programación por los boletos baratos disponibles en películas que pueda entender*.

La primera película la vi en domingo y la pagué completa: A Woman, A Part (Elisabeth Subrin, USA, 2016), sobre una actriz en sus cuarenta que duda sobre si quiere continuar actuando y se enfrenta de paso a algunos errores del pasado por acción o por omisión. La encontré fantástica y angustiante: a mi también me desconcierta que me llamen señora. A mi también me pasa que no sé si puedo seguir haciendo lo que he hecho toda la vida (i.e. escribir) pero cuando me pongo me doy cuenta que me es casi tan fácil como respirar. Yo también quiero encontrar el punto de quiebre.

El tema femenino se quedó conmigo el lunes: nos despertamos tempranísimo para hablar con el pintor sobre cosas que aún quedan pendientes y después me quedé yo recogiendo aún restos de las visitas - lavando sábanas, doblando camas inflables, guardando los medicamentos que me dejó mi mamá, organizando armarios. Hay mucho que hacer en la casa - y a ratos no quiero hacerlo o me siento rara por estar haciéndolo en lugar de dedicarme a cosas importantes. Pero era mediodía cuando sentí que podía irme al cine, corriendo, a ver una película que se llamaba Paradise (Sina Ataeian Dena, Alemania/Irán, 2015). Filmada en Irán sin permiso, la descripción era que trataba de los problemas que enfrentan las mujeres en el país. La película me gustaba visualmente: me recordaba una vez más lo mucho que se parecen algunas partes de México a esos países que no conozco. Pero por más que lo intentaba me fue imposible relacionarme con el personaje principal cuya cara de aburrimiento absoluto pudo conmigo.

Al terminar, salí corriendo porque había visto que en otro cine cercano daban Las Lindas (Argentina, 2016), otra ópera prima pero esta vez de una argentina, Marisa Liebenthal. También ahí se discutían los permisos: de los papás para salir, para vestirse de alguna manera, de los amigos para proyectar los vídeos que hemos hecho de ellos durante el tiempo. Pensé en las veces que he querido escribir algo y me he detenido a pensar qué pensarían las personas que se reconocerían vagamenteonotanto en mis textos. Es una peli jovencita, un poco cruda, pero me gustó - como el sabor de un mango verde, que podría ser mejor pero es sabroso tal cual está.

Otra vez salir corriendo para "hacer las compras" y mirar entonces que está por comenzar el estreno de una adaptación de Jane Austen en otro cine. Y hacer de tripas corazón e ir hacia el teatro más bonito de la ciudad para ver la première europea de Love & Friendship (Whit Stillman, Irlanda/Francia/Países Bajos, 2016) quizá una de las películas más divertidas que he visto, una versión sensacional de Austen. Stillman, nerviosísimo, contó al final de la película que estaba feliz con la recepción a la película y confesó que durante la proyección de la última peli presentada en el IFFR (The Last Days of Disco) estaba tan angustiado porque mucha gente se salía del teatro que se rompió un dedo de la mano. Y sobre la película y las mujeres - Austen: siempre logrando que el amor triunfe, por sobre todos (o bien gracias a todos) los idiotas.

Fin del día - supuestamente. Fui hacia casa a comer algo que no fueran nueces y agua de botella pero, en el camino, descubrí que había una película gratis más tarde y otra que también me interesaba y tenía su última función. Abrí sesión nocturna con Waiting for B. (Abigail Spindel, Paulo Cesar Toledo, Brasil, 2015), una preciosidad de documental sobre los chicos y chicas que acamparon durante dos meses afuera del Morumbí en Sao Paulo para ver a Beyoncé actuar en primera fila. Creo que sin quererlo - o por lo menos el director no fue muy agraciado para describir su trabajo - es un alegato casi impecable en honor a la importancia de la música y los íconos pop en la creación de la identidad y la lucha contra las convenciones sociales.

Un poco de Q&A más tarde, cruzar la plaza principal - a pesar del viento, gracias a la luz - para ver otra peli en exactamente la misma sala que comencé hoy. Arianna (Italia, 2015), de Carlo Lavagna, que trata un tema que a mi siempre me ha fascinado: la intersexualidad. Una chica romana descubre en un verano que en realidad no siempre ha sido chica. Es una mezcla fantástica de película estival y coming of age que podría ubicarse en cualquier lugar y cualquier momento... con las ventajas de unas vistas espectaculares de la Toscana y un exótico guiño a la música mexicana (17 años de los Ángeles Azules). Hablé con el director para comentarle eso y me dijo que estará en el FICG de Guadalajara con todo y Arianna.

Aunque no me encantó la escena final, me gusta el final abierto que Lavagna le dio a su personaje: la posibilidad de entender y quedarse con un poco de todo. No sé si mañana la cosecha de cine dé para todo lo que dio hoy - pero hoy me dio para algo muy importante: volver a escribir aunque sea un poquito. Y eso, en si mismo, se siente como una coming of age movie.

Todo en el confort de una sala de cine.

* La primera vez que vine al IFFR compramos boletos sin fijarnos en el idioma... y vi un montón de películas subtituladas al holandés habladas en idiomas que comprendo aún menos. Es un buen ejercicio, pero no para esta vez.

No hay comentarios.: