3.2.16

IFFR: Martes de búsqueda

Cinco películas en un día son maravillosas pero difíciles de repetir. Desde ayer, algo me decía que el martes no sería tan pleno. Comienzo últimamente los días como quien abre un cuaderno en blanco para escribir: con un cierto pánico y una enorme emoción de no saber cómo terminarán.

Tuve una de esas mañanas de hacer cosas en casa, en pijama, hasta que ves a la vecina muy bien arreglada con visitas en su jardín. Lo de vivir en casas con grandes ventanales es lo que tiene - subir, ducharse,y seguir en el trabajo hasta que llega la hora de la primera... no, la segunda película que quería ver. Me distraje y perdí una de Ripstein, que anda por ahí. Intuí anoche mirando la programación que quizá sería mi día de México. Algo relacionado a las raíces. Después de todo, es día de la Candelaria (y de mi Martha querida).

Con un tamal en el estómago me fui a ver Yo (Matías Meyer, México, 2015). Sólo duraba 80 minutos y tenía muy buenas perspectivas: basada en un cuento de Le Clèzio, con un actor principal muy mencionado y muchos, muchos apoyos internacionales a la producción. Hay cosas en las que está muy bien: vi México, con sus restaurantes de carretera, con sus pollos frescos (que me parece más plausible que se maten como muestran aquí que como mostraba Babel), con su gente trabajadora a pesar de los pesares. Pero luego me hizo pensar en esta cosa loca que hay de mostrar a México siempre de una cierta manera: tengo que reconocer que me alivió no ver al narco por ningún lado, pero sí a la violencia, al maltrato, a la sospecha. Iba buscando demasiadas cosas en la película y encontré algunas sí, pero no se convirtió en mi favorita.

Me iba a casa - otra vez con lo mismo - pero en quince minutos más empezaba en el mismo cine algo que se llamaba Notes on Blindness (Peter Middleton, James Spinney; Reino Unido/Francia, 2016) y que no me puedo quitar de la cabeza. La película tenía un storyboard sonoro antes de comenzar: está basada en las grabaciones que hizo el teólogo y escritor John Hull para explicarse a sí mismo su ceguera. Los directores decidieron recrear las cosas que describe, con actores y un despliegue de imágenes exquisitas. No quiero olvidarme nunca, por ejemplo, de la escena en la que describen (y muestran) las bondades de la lluvia como traductora de la imagen. No estaba aquí, pero la película se acompaña de una experiencia de realidad virtual a fin de entender cómo los sonidos nos traen imágenes.

Mis dos películas del día hablaban de vivir diferente - de literalmente ver el mundo de otra manera que algunos llamarían limitado. En la pausa de la tarde, antes de llegar a casa, paseé por el centro pensando en lo que nos limita a los que no tenemos limitación física "oficial" - cómo a veces descuidamos el cuerpo y la mente también.

Después de la cena, quería todavía ver otra película. Le dije a aquel que si quería acompañarme, pero quería trabajar un rato más. Mis opciones eran una película mexicana y otra sueca: "Ve por la sueca. Con las mexicanas siempre eres más crítica", me dijo. La sueca resultó una película de coming of age (una más), bordada alrededor de la identidad sexual pero con un contexto de magia-ficción. Girls Lost (Alexandra-Therese Keining, Suecia/Finlandia, 2015) está basada en un libro juvenil que ha tenido muy buena recepción y me parecía, durante un rato, que era perfecta candidata para un remake americano. Podía imaginarme las hordas asistiendo a una película donde las chicas maltratadas de clase pasan por un cambio de sexo mágico... pero luego pensé que es demasiado postpostmo. Todo. El planteamiento y la forma en la que la directora no quiere que quieras a los personajes: quiere que los veas, así de complejos como son. Y eso, me temo, no es muy hollywoodesco.

Me senté a escribir esto bordeando la media noche - la disciplina no es lo mío en estos días, pero hay que buscarla. Buscarla como se busca el sentido de los sueños, de nuestra ceguera (a veces tan imperceptible), de nuestros cambios que no siempre logramos entender. Creo que antes iba al cine a escaparme un poco: ahora, cada película que veo, me regresa mejor digerido un pedacito de lo que me preocupa en general. No deja de ser una actividad lúdica, pero a veces uno necesita explicarse las cosas desde la ficción para entenderlas mejor.

No hay comentarios.: